A juicio de la parlamentaria el gobierno nacional y
regional debe entender que la crisis económica y social que enfrenta el país no
se debe a una guerra alimentaria, sino a su incompetencia e intolerancia para
trabajar de la mano del capital privado y garantizar la producción de alimentos,
producto de su aversión imaginaria y su discurso anacrónico de que el
capitalismo es malo.
“Mientras
el gobierno regala alimentos a otras naciones, los guayaneses debemos realizar
grandes colas por más de 8 horas para comprar a precios regulados alimentos y
productos de la cesta básica”, así lo dio conocer la diputada al Consejo
Legislativo del Estado Bolívar, Nelly Frederick.
A juicio de la parlamentaria la solución
al problema no está en la aplicación de un plan de racionamiento disfrazado,
como el que desde hace varios meses se aplica a través de captahuellas o
terminales de números de cédula de identidad en la frontera colombo-venezolana,
sino a través del fortalecimiento de la producción nacional y el impulso al
capital privado, elementos que desde hace quince el régimen a tacado con
vehemencia desmedida.
“El gobierno nacional y regional debe
entender que la crisis económica y social que enfrenta el país no se debe a una
guerra alimentaria, sino a su incompetencia e intolerancia para trabajar de la
mano del capital privado, producto de su aversión imaginaria y su discurso anacrónico
de que el capitalismo es malo. Si el capitalismo fuera malo desde el gobernador
hasta los concejales del Partido Socialista Unido de Venezuela, no ostentarían
relojes de miles de dólares que sobrepasan con creces el mísero cupo de dólares
electrónico que recibimos los venezolanos”.
Frederick, destacó que el reciente
anuncio sobre la instalación de un sistema biométrico de abastecimiento en las
redes de alimentación públicas y privadas de todo el país, con el fin de
reducir las compras masivas de productos, el posible contrabando y la
sobreventa de alimentos, por parte del Jefe de la Superintendencia de Costos y
Precios Justos, Andrés Eloy Méndez, no es más que un reflejo de la
incompetencia del régimen.
“Cómo demócratas estamos convencidos que
este nuevo sistema no es para establecer parámetros sobre los hábitos
alimenticios del venezolano o garantizar la devaluada soberanía alimentaria,
sino para ocultar el bajo poder compra de alimentos del Estado, producto de la
caídas de las reservas internacionales”.
La parlamentaria, reiteró que desde
Acción Democrática advirtieron hace años sobre el grave daño que le ocasionaba
al país la economía de puertos y la estatización de las empresas, producto de
los elevados niveles de corrupción y la ineficiencia comprobada de los
funcionarios públicos.
Respuestas
necesarias
“Queremos que el ejecutivo nacional y el
gobernador del estado Bolívar, Francisco Rangel Gómez, le expliquen a los guayaneses
el estado en que se encuentran las compañías de alimentos estatizadas y los
niveles de producción que ostentan”.
Frederick, reveló que los bolivarenses
requieren saber el destino de los recursos invertidos en proyectos alimenticios
emblemáticos para el estado cómo la planta procesadora de yuca del municipio
Sucre, el Centro Piscícola, dedicado a la cría de Cachamas y Morocotos, y
Lácteos Bolívar la cual nunca entro en producción, pese a la elevada inversión
realizada por el gobernador.
“En Acción Democrática estamos
convencidos que si no se castiga la corrupción y no se crean líneas de crédito
que potencien la producción, estaremos transitando el lúgubre camino del
Caracazo, pues la escasez, la inflación y el ineptitud del régimen mantienen al
pueblo con el estomago vacío. Mientras Cuba se lleva el lomito de nuestro
petróleo, el pueblo chavista y demócrata viven de dádivas haciendo maromas para
alimentar a su familia, llevando a la paciencia a una difusa línea que separa
la irracionalidad del raciocinio, es por ello que los conatos de saqueos y
robos de alimentos son cada día más frecuentes”.(Prensa AD)